domingo, 11 de febrero de 2007

Relato Soñado

SCHNITZLER, Arthur (1926). Relato Soñado. El Acantilado: Barcelona.

<<Veinticuatro esclavos morenos remaban en la espléndida galera que llevaba al príncipe Amgiad al palacio del Califa...>>

La verdad es que puedo ver el espejo a través del pañuelo de seda negro que tengo sobre los ojos...

No me arrepiento de haber comenzado el segundo mes del 2007 con ella.

Es una historia de amor, culpa, confianza, traición, y deseo de traición. Y en cuanto a lo último, es la mejor que he leído.

En el tema del deseo de traición, y sólo en ello, superó a mi bienamada Insoportable levedad del ser. Y aclaro que no estoy hablando de la tediosa 'infidelidad', sino de esa auténtica necesidad de declarar la no-pertenencia y la rebelión mediante un acto a todas luces inmoral.

La verdad es que puedo ver el espejo a través del pañuelo negro que tengo sobre los ojos...

La traición como la certera voluntad de hacer lo malo.

Detalle curioso: Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut) de Kubrick está inspirada en esta novelita de ni 150 páginas en Acantilado.



Historia: Una noche, y en ella, una vida de pareja -rescatando a la Woolf- redonda, redondísima.

Narrativa: La historia es TAN idióticamente buena, que compensa las obvias pérdidas efectuadas en la traducción -desde el alemán--. Pero por éstas, le doy a la administración editorial un

Personajes: Un mundo de locos, diría a la ligera. En realidad, no son más de 10 personajes activos, en total. Sin embargo, ninguno sobra, y si no estuviera, faltaría. Sí: justo como en un sueño.

Extensión: Schnitzler, para mí, no es fácil. Ni es precisamente breve-- ni brevemente preciso, ya que en esas ando. Haber visto EyesWideShut hace de Relato Soñado una lectura harto fluída, y sus pocas hojas valen cada minuto.

Más del autor: de Schnitzler, Muerte es mi GRAN favorita, y la que me llevó a seguirlo.
El regreso de Casanova es rica, también, como para un mood houllebecquiano, o para un ¿adulto contemporáneo, les dicen?-- bueno, para un hombre de más de 35.

Lord of the Flies

GOLDING, William (1954). Lord of the Flies. Faber & Faber: London.


The Sound of the Shell

The boy with fair hair lowered himself down the last few feet of rock and began to pick his way towards the lagoon.


Once again, feeling the rhythm of the story's narrative was the most difficult part of the book. Some parts I just had to read out loud; pronounce each syllable until I no longer heard my voice mumbling, but the pillow of wet leaves on the floor scratching each other as I step on them.

Some passages I minced with a dictionary by my side. For most of the reading I just trusted Goldman's sense of onomatopoeics (v.g.: to squeal).

The apparition of the last character reminded me of Apocalypto's ending, which I had seen only some days before.

Piggy's idealisation both of adults and logic bothered me. It moved me, though.

The story? It's almost raw, and sometimes rotten. I know I would've loved it a bit more had some passages been told in naturalistic style.

The book's quote:

Ralph wept for the end of innocence, the darkness of man's heart, and the fall through the air of the true, wise friend called Piggy.

And the Lord of the Flies, despite myself, I'll always have its grotesque picture on my mind.



Historia: Qué decir de un clásico. Me permito agregar que es desolador que sean niños; es cruel cuando hacen la guerra y --largando la corrección política-- es lógico que sean ingleses.

Narrativa: reitero que onomatopéyica y al principio difícil. Goldman desarrolló un lenguaje, o más bien código, microcósmico. Me hubiera gustado que contara el "festejo" de Simon más gore y más hacia el naturalismo francés, pero... that's me.

Personajes: Tal vez la dificultad del idioma me impidió abarcar bien a los secundarios; los sentí más bien planitos. El ego y la vanidad -no pronunciados- de los 3 principales niños fue un deleite. Y el Señor de las Moscas-- joder; un Don inolvidable.

Extensión: Brevísima para un angloparlante. La segunda cuesta hacia el gran clímax fue un poco pesada para mí.

Más del autor: William Golding fue Nobel de Literatura.